Cuando el mal se precipita como la lluvia

Como alguien que me trae una carta importante a la ventanilla después de horas de trabajo; la ventanilla está cerrada.

Como alguien que intenta prevenir a la ciudad de una inundación, pero habla otro idioma. Nadie lo entiende.

Como un limosnero que toca por quinta vez a una puerta donde algo ha recibido cuatro veces: la quinta vez también tiene hambre.

Como alguien cuya herida sangra y espera al médico: le sigue saliendo sangre.

Así damos un paso al frente para informar que se nos ha hecho daño.

La primera vez que se informó que estaban descuartizando a nuestros amigos, lanzamos un grito de horror. Luego descuartizaron a cien. Pero cuando descuartizaron a mil y la matanza parecía interminable, un manto de silencio lo cubrió todo.

Cuando el mal se precipita como la lluvia, nadie se atreve a decir “¡basta!”

Cuando los crímenes comienzan a apilarse, se vuelven invisibles. Cuando el sufrimiento se hace insoportable, se deja de oír el llanto. También el llanto cae, como la lluvia en verano.

Poema de Bertolt Brecht leído por Xavier Araiza

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