Archive for the ‘Margarito Cuéllar’ Category

Cuento

July 16, 2008

No aburras a tu amada con flores.

Para escenas de horror las notas de La Marcha.

Amárrala a la cama, quítale despacio las medias como si tocaras un

[arpa.

Rasúrale el pubis y muéstrale el espejo:

las heridas se encuentran.

No le digas que sus caderas son melancólicas como cena de navidad

sino festivas como vacaciones de Semana Santa.

Ahorra diminutivos;

cosa, trapo seco, reina de las Oceánidas, suenan bien.

Dile que la amas la vida de un instante

que su piel es de agua y bebe de sus ánforas

líquidos tragos lentos,

que sus huesos te abren el apetito y cómetela.

Mastícala despacio, gozará más tus dientes.

Háblale fuerte para que escape del cuento.

Haz que vomite todos los sapos, y por las dudas,

arroja lejos esa flama verde

de príncipes caídos en desgracia.

 

Margarito Cuéllar

La felicidad

July 16, 2008

No tenemos un centavo, pero somos felices.

Cuando alguien es feliz todos quieren un pedazo.

Mi mujer llama para ver si le doy por el culo a esa puta.

Es tanta mi felicidad que pienso invertirla a plazos o venderla en

[frasquitos.

Mi felicidad a cambio de lo que sea.

Duele despedir lo que amas:

arrojo a la mesa del agiotista la cabellera de Paty Smith

los gritos de mi novia a la hora del amor

la risa de mis hijos

la llama ardiente del último verano.

Nada conmueve a Cabeza con Ojos.

Guardo mis fetiches en el bolsillo:

mi felicidad es tanta que no cabe en una casa de empeño

ni en la caja de seguridad de un banco

ni en el destello de la tarde anaranjada.

Un perro da un mordisco a mi felicidad;

mi felicidad no es asunto tuyo, le digo

y se va moviendo la cola con un gesto feroz.

 

Margarito Cuéllar

Empleos

July 16, 2008

Cada que pierdo un empleo un barrote se rompe, los otros presos

[aprovechan y salen tras de mí.

¿Qué nos espera lejos de la celda en la que fuimos cada vez más

[viejos?

No hay escritorio que llore por nosotros.

La mujer que se tendió desnuda, enfebrecida, sobre la mesa de trabajo

[la bebimos de un sorbo.

El reloj chocador –siempre del lado del que paga- borra tu nombre tan

[pronto te despides de tu vieja familia.

Mis jefes han sido líderes sindicales, damas encopetadas,

[menopáusicas, perfeccionistas, científicos locos.

Igual, tarde o temprano te indicarán la puerta.

El que te finiquita observa complaciente, en el fondo ama tu libertad.

Adiós, amigo, preso estás afuera y aquí.*

Hay un tiempo en que se cambia de empleo como de amores

otro en el que ven con desconfianza tu currículum.

Dejar un empleo no es alegre ni triste.

Guarda tus diplomas, diviértete, viaja, alquila una puta joven con las

[bragas chiquitas y la sonrisa puesta.

Si tienes mujer cómprale regalos, llévale serenata.

Invita a tus hijos a un concierto de Shakira.

Desnuda a tu novia con paciencia y hagan el amor con fiebre y

[desesperación sobre los billetes nuevos.

 

Repite la operación todas las noches. El amor da fuerzas, y un poco de

[felicidad no estorba.

 

* Variación de un verso de Alejandro Contreras: “preso/ estás/ afuera/ y/ preso/ estás/ aquí”.

 

Margarito Cuéllar