No aburras a tu amada con flores.
Para escenas de horror las notas de La Marcha.
Amárrala a la cama, quítale despacio las medias como si tocaras un
[arpa.
Rasúrale el pubis y muéstrale el espejo:
las heridas se encuentran.
No le digas que sus caderas son melancólicas como cena de navidad
sino festivas como vacaciones de Semana Santa.
Ahorra diminutivos;
cosa, trapo seco, reina de las Oceánidas, suenan bien.
Dile que la amas la vida de un instante
que su piel es de agua y bebe de sus ánforas
líquidos tragos lentos,
que sus huesos te abren el apetito y cómetela.
Mastícala despacio, gozará más tus dientes.
Háblale fuerte para que escape del cuento.
Haz que vomite todos los sapos, y por las dudas,
arroja lejos esa flama verde
de príncipes caídos en desgracia.
Margarito Cuéllar